Adolfo Bioy Casares en su texto De las cosas maravillosas sitúa un punto de encuentro entre el viaje, el trabajo, el humor y los recuerdos. “Mientras recorre la vida, el hombre anhela cosas maravillosas y, cuando las cree a su alcance, trata de obtenerlas. Ese impulso y el de seguir viviendo se parecen mucho” “El viaje propiamente dicho mantiene a través de los años y a pesar de tanta invención extraordinaria, algo de su prístina dureza. No por nada viajes y trabajos fueron sinónimos. Es claro que en el recuerdo, las corridas, las fatigas, las ansiedades, las esperas y más de un mal momento se convierten en risueñas aventuras de las que fuimos protagonistas”.